Me levanté feliz, sonó el despertador abrí un ojo y pegué un salto de la cama. Había llegado el día. En casa dormían todos menos mi madre que ya estaba preparando la cafetera ¡Ay madre que me caso! Todavía no ha amanecido pero vislumbro un precioso día a pesar de que ayer calló un buen chaparrón. Me miro al espejo, tengo los ojos un poco achinados, un poco no, bastante achinados casi no los puedo abrir aun así me veo bonita, muy bonita de felicidad. Todo va a ir bien me repito, y pienso en él que estará durmiendo seguro ¡es que todavía son las siete! En casa empieza el movimiento, mis hermanas que son pequeñas están locas de contentas van por primera vez a la peluquería para peinar sus preciosas melenas y la maquilladora les ha prometido algo de color. Me voy a la ducha y mientras el agua corre por mi cuerpo siento qué afortunada soy de tener este día de cuento, me siento nueva, a puntito de dar un gran paso en mi vida.
Mientras me seco el pelo rezo para que mis rizos queden regordetes y suaves, sabía que era una locura pero siento que solo yo sé peinarme de mí misma, estoy tan feliz que me siento segura para hacerlo. Después de un café entre sonrisas y miradas cómplices nos bajamos a la peluquería, Pili hoy solo se dedica a nuestra familia me siento como una princesa, me pintan las uñas, me ponen cremas, y delante de mí la imagen de la felicidad: mis hermanas, mi madre y mis tías entre risas rulos y tocados.
Salgo la última me han hecho un semirecogido con unas pequeñas flores de tul y algún rizo que se escapa bailando sobre mi cara. Son las 14.00h casi la hora de maquillarme, me giro en cada portal y en cada reflejo donde pueda verme. Soy yo. soy yo casi de novia, menudo día tan bonito ha salido.
Cuando llego a casa ya me están esperando para maquillar, algo sencillo y natural, mis labios tienen brillo como mis ojos, color en las mejillas y luz en la cara. Me pongo la ropa interior reservadada para ese día, me visto, me miro al espejo, y me veo radiante. No era el mejor vestido, ahora hubiera sido muy diferente, no era el mejor peinado, era como cualquier día, mis ojos seguían achinados aunque el rizador de pestañas ha hecho maravillas pero yo… yo me veo radiante. Estoy feliz, muy feliz y esto me sienta fenomenal.
Al salir de casa me llevan mis padres a la Iglesia. Pasando de protocolos, es mi padre quien conduce al lado de mi madre. Me han preparado un Cd de música, la música que nos gusta y con la que he crecido, mi padre va despacio, saludamos a todo aquel que pasa por nuestro lado y en mi cara el reflejo de felicidad. Estoy a punto de casarme con el hombre perfecto para mí.
Llegamos a la Iglesia, me ayuda mi padre a salir del coche y me cuesta enfocar los ojos, quiero verlo todo pero sobre todo quiero verle a él. Mis ojos le buscan quiero cruzarme con ellos ya. De repente la música empieza a sonar, es mi amiga Ana la que canta y me acompaña al altar del brazo de mi padre y allí mis ojos se cruzan con los suyos. Y se llenan de lágrimas de emoción. Ya voy… ya llego, y despacio me suelto del brazo de mi padre, me da la mano da un beso en los labios y me dice al oído: hola cariño estás impresionante. Nos cogemos de la mano y hasta hoy.
A veces necesito volver. Pongo el vídeo y le doy al play. Todavía lo veo y me emociono al recordar. A veces como hoy abro la caja de los recuerdos y vuelvo. Durante estos años he necesitado volver más de una vez para hacer memoria de lo importante, y ¿qué es lo importante, me he preguntado durante años? Lo importante eres tú y solo tú. Y mi corazón se calma. Volver siempre es bueno y hoy necesito estar ahí, en ese bonito 21 de octubre del 2006.
Nueve años, nueve intensos años que hoy los siento como un suspiro. Volver es maravilloso porque veo que no teníamos ni idea de lo que nos esperaba y de lo que íbamos a ser capaces de hacer juntos. Menos mal que me casé con un valiente. menos mal que me casé con mi complemento perfecto, con mi noche y cielo, menos mal que elegí a la fortaleza y a la lucha, menos mal que te cruzaste en mi vida y elegiste quedarte. Hoy vuelvo a sentir estas sensaciones hoy me veo en el reflejo del espejo y en los portales y me veo con el mismo pelo y el mismo rizo en la cara, con los ojos achinados y alguna ojera de más, me veo con alguna cana y mis mechas por hacer y me sigo viendo bonita de felicidad porque contigo y solo contigo quiero caminar por la vida.
Y como fruto de este amor tenemos aquí a Maria que es el mejor de los regalos y a los que Dios quiera dejar en nuestras manos ¿Te imaginas si nos lo hubiera dicho un pajarito? Hubiera sido como un chiste, quizás hubiéramos salido corriendo del susto. Quizás. El caso es que hoy nueve años después vuelvo y sé que te quise mucho ese día, pero hoy… hoy te quiero de verdad.


Felicidades mi amor. De aquí a la luna.